Fiestas.
Fiestas de Nuestra Señora de la Natividad:
Las fiestas de Ciruelos son en honor de Nuestra Señora de la Natividad. Normalmente se celebran el segundo fin de semana de agosto. Entre el 6 y el 15 aproximadamente. El acto central es la misa del sábado, con procesión, baile a la Virgen y remate de palos, a la que acuden hijos y descendientes del pueblo.
En el aspecto festivo, los actos más significativos son los clásicos de la zona: veladas (viernes y sábado) con orquesta o DJ, monólogos, magia, titiriteros, campeonatos deportivos y de juegos de mesa, concursos de dibujo de jóvenes y niños, karaoke, disfraces y otras muchas actividades.
El domingo, tercer día de fiesta, se recuerda a los antepasados con la misa de difuntos, terminación de los campeonatos y toda una serie de actividades de ámbito local, orientadas fundamentalmente a los más pequeños.
Santa Águeda:
Cada año, las mujeres del municipio (incluyendo los tres pueblos) tienen el privilegio de gobernar durante un día. Es cuando celebran la festividad de Santa Águeda, una fiesta tan popular que en España ha sido declarada Bien de Interés Turístico Nacional.
Santa Águeda es la Patrona de las mujeres y la patrona contra los desastres del fuego. Se celebra a primeros de febrero. El evento, solo para mujeres, incluye una procesión religiosa, bailes y degustaciones culinarias.
La Iglesia: En Ciruelos se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Natividad. Esta iglesia es de origen románico y llegó a estar en total ruina, pero con el afán y esmero de los vecinos, fue restaurada bajo la dirección del arquitecto Fernando Vela. La iglesia tiene una sola nave y cabecera rectangular y sus elementos más destacables son la espadaña, realizada en piedra con unos arcos estrechos para albergar las campanas y, la portada, que consta de dos arquivoltas, la primera de ellas decorada con rosetas de cuatro pétalos.
La fuente: Proveniente de las aguas subterráneas del arroyo nacido en Los Linares y que en épocas de lluvia florece a la altura de El Tomillar, no falta el agua en todo el año a la fuente de Ciruelos. Igual que antiguamente, aún algunos vecinos acuden con garrafas o cántaros a por el agua fresca y potable que mana de su caño.
El pozo: Al igual que la fuente, el pozo de Ciruelos es el lugar donde antiguamente lavaban la ropa. También este era el lugar donde se realizaban las fiestas populares. La piedra superior del pozo es de una sola pieza y fue fabricada en el año 1950.
Aunque en esta localidad no hay restaurantes, en la plaza con suerte se puede encontrar abierto el bar de la Asociación al que denominan “El Chiringuito”. No tiene horarios. Lo abren los socios a medio día y por la tarde, principalmente en verano y algunos fines de semana. Es un ambiente muy familiar donde poder tomar algo y charlar.
Como alternativa, en Carabias hay un restaurante en construcción y también existe un Bar Social, en los bajos del ayuntamiento de Carabias al que asisten los lugareños a pasar el rato.
El plato típico es el cordero y ensalada para acompañar. Muy habitual también la sopa castellana. Si bien la bebida típica de siempre ha sido el buen vino, lo cual está avalado por su cercanía a la Ribera del Duero, actualmente cuando se reúnen los vecinos se consume normalmente el botellín y la cerveza con limón.
Si estamos en temporada también son muy típicos los NÍSCALOS A LA SEGOVIANA:
Ingredientes para 4 personas: 1 kg. de níscalos, 100 gramos de carne magra de cerdo, 100 gramos de longaniza, 1 pimiento rojo asado, media guindilla, 4 dientes de ajo, 2 hojas de laurel, media cucharada de pimentón rojo picante, 1 cebolla, 1 vaso de vino blanco, 2 cucharadas de manteca de cerdo, 1 tomate, 1 huevo duro, 1 cucharadita de harina y 1 ramita de tomillo.
Modo de preparación: Cortamos el píe de los níscalos y los limpiamos con un trapo húmedo hasta que queden bien limpios, secándolos después con un trapo.
Doramos el magro y la longaniza cortada en trozos en una cazuela con manteca de cerdo.
Cuando vemos que se están dorando, añadimos cebolla picada muy fina, tomillo, laurel y guindilla.
Rehogamos e incorporamos los níscalos, manteniéndolos unos 10 minutos.
Espolvoreamos por encima la harina y el pimentón, removiéndolo para que no se queme. Agregamos el tomate pelado y cortado en dados.
Regamos todo con vino blanco y cuando se haya evaporado el alcohol, añadimos los ajos picados muy finos.
Dejamos cocer unos 8 minutos más a fuego lento.
Servimos decorando con huevo duro picado y el pimiento rojo cortado en dados.
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