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Entre Burgos y Segovia

A 96 Kilómetros de Segovia capital y con una altitud de 1.145 metros nos encontramos con la localidad de Aldeanueva de la Serrezuela en la frontera con la provincia de Burgos, a 30 Km de Aranda de Duero y con tan solo 54 habitantes (2016).

Se sabe que desde finales del siglo XII la localidad pertenecía a la Comunidad de Villa y Tierra de Aza que era la primera Comunidad del Condado de Castilla, fundada en el siglo X con un nuevo sistema de organización para la repoblación y defensa de los territorios conquistados a ese lado del Duero y que le fueron concedidos “amplios privilegios y libertades”.

Durante el siglo XVI, en el año 1512, la reina Juana La Loca, Señora de Sepúlveda, tras conocer que los montes de la zona de Aldeanueva de la Serrezuela se estaban destruyendo para ampliar las zonas dedicadas al cultivo de cereal y viñas y, para evitar que siguieran faltando leña y pastos para el ganado, ordenó a los habitantes de la zona, a través de una carta, que plantaran “montes, pinares y arboledas” y que “los montes que agora teneis se guarden e conserven y que no se corten ni talen” y completa su carta ordenando que ” el pasto común de ello quede libremente para siempre xamas … para los ganados de los bezinos de este lugar e sin que paguen por ello cosa alguna”.

Seguimos avanzando en el tiempo y recordamos que la antigua provincia de Segovia llegaba hasta el Duero. La Comunidad de Villa y Tierra de Aza siempre formó parte de ella y, con la nueva división provincial de España en el año 1833, de los 13 pueblos que seguían y siguen integrando la Comunidad, once pasaron a la provincia de Burgos (Adrada, Castrillo, Fuentecén, Fuentelisendo, Fuentemolinos, Hontangas, Haza, Hoyales, La Sequera, Moradillo y Valdezate) y los dos restantes, Aldeanueva y Alehorno, se mantuvieron en Segovia.

Exposición Permanente

Se encuentra en la localidad segoviana de Aldeanueva de la Serrezuela, lugar de nacimiento del fundador y referente constante de las familias Hernando, Páez y Perlado, ocupa el Salón de Plenos del Ayuntamiento, situado en la primera planta del edificio que en su día donó Don Victoriano para Escuela y Ayuntamiento a su pueblo natal. Fue inaugurada con la presencia de Don José Luis Perlado y Pérez de Valluerca, representante de la Casa Editora, de la que fue Secretario y Consejero Delegado el día 15 de Agosto de 2006.

A través de la Guía de la Exposición, vamos descubriendo en primer lugar y gracias a un panel explicativo el contexto histórico en el que se encuadra la figura y obra del fundador de la Casa, para a continuación llevarnos por los diferentes expositores a conocer en sus textos originales lo publicado en cada uno de los periodos editoriales hasta un total de seis. Sobre los armarios se encuentran entre otros documentos originales que abren ese momento editorial.

Recientemente se ha incorporado a la exposición, el árbol genealógico de la familia Hernando, la copia literal de partidas y testamentos así como diferentes catálogos, que pueden ser consultados por los interesados incluso en formato digital, procedentes de Bibliotecas como la Nacional de España o el Fondo Bergnes de las Casas de la Universidad de Barcelona y la Universidad de Murcia.

Las visitas a la misma dejan su constancia en el libro de firmas, testigo mudo del interés que suscita.

Por otra parte también en su sede tienen lugar  actividades como charlas y reuniones de personas interesadas en el mundo de la edición, la educación y la cultura.

Archivo Histórico

Los archivos municipales son tan antiguos como los propios ayuntamientos. En ellos se ha ido recogiendo a lo largo de los siglos toda la vida de los pueblos y de sus gentes, permaneciendo como una importantísima fuente de información del pasado. Sin embargo el desconocimiento y la dejadez, sobre todo en el ámbito rural, han provocado que sus fondos se hayan deteriorado y, en ocasiones, perdido irremediablemente. El caso del archivo de Aldeanueva de la Serrezuela no es diferente al de muchos otros pueblos.

En Aldeanueva de la Serrezuela el archivo se encontraba ubicado en la Casa Consistorial pero no en las mejores condiciones. Un ejemplo: un viejo arcón arrinconado en el salón de baile servía de almacén de los documentos más antiguos. Posteriormente, la rehabilitación de la Casa Consistorial obligó a trasladar el archivo a las Escuelas, donde el deterioro se aceleró debido a las humedades y a la facilidad con la que se podía acceder a él. Finalmente, recaló en el nuevo ayuntamiento, en un espacio creado para contenerlo; pero esta actuación no se acompañó de la necesaria tarea de ordenación y conservación.

Con todos estos antecedentes nace el proyecto de recuperación y presentación de nuestro archivo, considerado como una valiosísima parte de la historia del pueblo que poco a poco nos irá mostrando cómo fue nuestro pasado.

 

Conservación

Uno de los primeros objetivos marcados fue la conservación. Después de muchos años de abandono, los documentos presentaban un serio deterioro, en ocasiones grave, fruto de la humedad, el ataque de hongos, roedores e insectos; así como del mal uso.

Como el tratamiento y restauración de toda la documentación es realmente costoso, se decidió invertir en conservación preventiva. Esto quiere decir que los documentos no van a ser restaurados, sino que se va a tratar de detener su progresivo deterioro. Con este fin, se han adquirido unos embalajes especialmente preparados para contener documentación antigua y se ha realizado el diseño y la fabricación de unos armarios en los que se puede realizar el depósito con seguridad.

No obstante, existen casos extraordinarios en los que sí se está estudiando la posibilidad de realizar una restauración profesional en laboratorio, debido al deterioro y la antigüedad de los documentos.

Realmente es un auténtico milagro que, dadas las condiciones en las que ha sobrevivido nuestro archivo, aún conservemos documentos con más de 500 años.

 

Recuperación y Exposición

La  recuperación y exposición pública de nuestro archivo fue otro de los objetivos que se marcaron. Para ello se acondicionó una sala en las dependencias del Ayuntamiento. Se trata de un espacio pequeño y sencillo en el que poder exponer los documentos del archivo, convirtiéndose en el lugar en el que el pueblo entra en contacto con su historia. De poco nos serviría recuperar toda esta documentación  si no la pudiésemos dar a conocer. 

Ante la falta de espacio, se realizaron algunas reformas estructurales en el edificio del ayuntamiento y se integró en esta sala la zona de depósito y exposición. Los armarios expositores presentan dos niveles. El inferior está dedicado al depósito de las cajas con toda la documentación. El superior lo formas las vitrinas y paneles luminosos.

Para evitar el deterioro de los documentos durante la exposición, las vitrinas están especialmente preparadas, en la medida de las posibilidades presupuestarias, con luces que no emiten calor ni radiaciones dañinas para el papel.

Este espacio acogerá exposiciones periódicas que nos mostrarán documentos relacionados con diferentes aspectos de la vida del pueblo. Por tanto, este espacio es una apuesta por el reconocimiento de nuestro patrimonio más frágil y desconocido.

Flora y Fauna

Si de algo puede presumir el entorno de La Serrezuela es del riquísimo patrimonio natural que posee. Prueba de ello es la catalogación como LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) de una buena parte del término municipal de Aldeanueva de la Serrezuela. Esta figura de protección ambiental está destinada a la creación de una red de ecosistemas cuyo fin es la conservación de los hábitats naturales de flora y fauna, garantizando la biodiversidad. En este caso el LIC de Aldeanueva esta formado principalmente por una gran superficie boscosa de roble rebollo (Quercus pyrenaica), quejigo (Quercus faginea) y encina carrasca (Quercus ilex), especies autóctonas que desde tiempos inmemoriales han prestado sus recursos a los habitantes de la zona.

Si nos fijamos en la totalidad del término municipal podemos encontrar dos zonas de monte claramente diferenciadas:

La Serrezuela, la zona más elevada, por encima de los 1150 m., en la que destaca un amplio pinar de repoblación, con algunas escasas muestras de la flora autóctona como fueron la sabina (Juniperus thurifera) y el enebro (Juniperus comunis). En los espacios yermos y pedregosos proliferan las aulagas.

El monte bajo, poblado por amplias áreas de matas de rebollo y de frondosas carrascas cuando el término municipal desciende hacia los páramos próximos. Junto a ellas, en los claros, la jara (Cistus laurifolius). Las plantas aromáticas como el tomillo (Thymus mastichina), el espliego (Lavandula angustifolia) y el cantueso (Lavandula pedunculata) inundan este paisaje creando un color olfativo muy completo. Por su parte, en las riberas de los arroyuelos que nacen en La Serrezuela encontramos choperas (Populus nigra) y sauces (Salix atrocinerea), fácilmente reconocibles en el paisaje.

Por último debemos destacar la riqueza micológica de la zona, siendo el níscalo y la seta de cardo las dos especies más valoradas.

Si el entorno de La Serrezuela destaca por su riqueza natural también se debe a la fauna que en ella habita. Este espacio privilegiado es refugio de dos de las especies cinegéticas más importantes de la zona, el corzo y el jabalí. Las grandes masas boscosas y la multitud de manantiales, que nacen en la sierra, hacen de este un hábitat ideal para su proliferación. Junto a ellos podemos encontrar un gran número de fauna de menor tamaño, destacando el conejo, la liebre y la perdiz, que antaño fueron una fuente importante de alimento para los habitantes de la zona. También encontraremos reptiles como la lagartija, el lagarto verde, la culebra bastarda y la víbora hocicuda.

Si miramos al cielo veremos que la Serrezuela acoge a un gran número de especies de aves. Hay que destacar que nos situamos en un importante paso para las aves migratorias. Entre las especies cinegéticas, además de la ya mencionada perdiz, encontramos codornices, chochas y la apreciada paloma torcaz. Abundan los jilgueros, pardillos, gorriones y petirrojos, además de la paloma común que cría en varios de los hasta no hace mucho numerosos palomares de la localidad. Sobre todos ellos domina un nutrido grupo de aves rapaces: azores, milanos, cernícalos, aguilas, halcones y buitres sobrevuelan a menudo la zona. Todo este conjunto de fauna hace de Aldeanueva de la Serrezuela un lugar idóneo para disfrutar de la naturaleza.

Platos sencillos y económicos

Sin lugar a dudas el protagonista de la gastronomía de Aldeanueva de la Serezuela en la actualidad es el cordero. Desde la fundación del pueblo como una pequeña aldea la cria de ganado ha sido uno de los elementos fundamentales para su desarrollo, y en especial los rebaños de oveja churra, que hasta hace pocos años pastaban en las suaves laderas de La Serrezuela y que criaban unos excelentes corderos lechales. Este es plato inexcusable en las festividades del pueblo, preparándose esencialmente de dos formas: asado en cuartos al horno de leña o en chuletas a la parrilla.

Hasta tal punto es importante el cordero para Aldeanueva que uno de los actos centrales de sus fiestas es la chuletada que se realiza en las bodegas todos los 15 de agosto. Esa tradición de asar chuletas de cordero lechal en las bodegas, junto a todo el pueblo, ha pasado de generación en generación y cada año se repite con mayor fervor.

Por otro lado, la gatronomía tradicional de la localidad se caracteriza por sus platos sencillos y económicos: patatas desechas, sopas de ajo,  alubias…  En ocasiones especiales como las fiestas, las comidas más habituales eran el congrio preparado en salsa amarilla y el arroz.

En cuanto a los dulces, hay que destacar las rosquillas, florones y torrojuelas.

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  1. EDAD MEDIA (SIGLO XII): LOS ORÍGENES DE UNA PEQUEÑA ALDEA

Desde finales del siglo XII está documentada la pertenencia de Aldeanueva de la Serrezuela a la Comunidad de Villa y Tierra de Aza (la primera Comunidad del condado de Castilla que se fundó, en el siglo X, con un nuevo sistema organizativo para la repoblación y defensa de los territorios conquistados al otro lado del Duero, y que gozó de amplios privilegios y libertades). En este marco histórico, en las tierras más altas de esta Comunidad (a unos 1.150 metros de altitud), entre montes y prados, propicios para la caza, el aprovisionamiento de leña y el pastoreo, surge una nueva aldea a los pies de la vieja y suave sierra de La Serrezuela. Probablemente, en una repoblación tardía ya bien avanzado el siglo XII, un puñado de leñadores y pastores se estableció con sus familias en este lugar de abundante agua, con numerosos manantiales en las laderas y pie de la sierra; en un terreno poblado de montes de roble y encina con pastos frescos para el verano. 

  1. EDAD MEDIA (SIGLO XIV): PERMUTA Y CAMBIO DE JURISDICCIÓN

Consolidadas las tierras de la Extremadura castellana, los reyes dejaron de apoyarse en las Comunidades de Villa y Tierra y fueron mermando sus territorios, sus derechos y libertades en favor de la nobleza cortesana. Así, el lugar de Aldeanueva, después de unos doscientos cincuenta años de existencia, fue donado a Don Pedro González de Mendoza (señor de Hita y de Buitrago). Este noble era ya, en esos momentos, un importante ganadero (de ovejas y vacas), con una alta posición en la corte como mayordomo del príncipe Juan, hijo del rey Enrique II. En el año 1375, la reina Juana Manuel, esposa de Enrique II y señora de Sepúlveda, permutó con D. Pedro los lugares de Somosierra y Robregordo, pertenecientes a la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, por el lugar de Aldeanueva. Por este motivo, sin perder los derechos comunitarios de Aza sobre montes, pastos y aguas, nuestro pueblo pasó a la jurisdicción de la villa de Sepúlveda, en la que se mantuvo hasta mediados del siglo XIX.

  1. EDAD MODERNA (SIGLO XVI): NUEVOS  MONTES PARA ALDEANUEVA  

En carta firmada y sellada en 1512, la reina Juana, la Loca (señora de Sepúlveda), informada de la continua destrucción de los montes del lugar de Aldeanueva de la Serrezuela para ampliar las tierras de labor y plantar viñas, y que, por ello, había falta de montes para los ganados y de leña para la provisión de los vecinos, ordena a sus habitantes que planten dentro del término algunos montes, pinares y arboledas para «pastos y abrigos para los ganados con el menor daño y perjuizio que se pueda de las dhas (dichas) lavranzas (…) para que en ese dho lugar aia abasto de leña». Asimismo, manda que «los montes que agora teneis se guarden e conserven y que no se corten ni talen». Establece también la reina en su carta que una vez que los montes y arboledas hayan crecido, «el pasto común de ello quede libremente para sienpre xamas (…) para los ganados de los bezinos de ese dho lugar e sin que paguen por ello cosa alguna».

  1. EDAD MODERNA (SIGLO XVIII): RESPUESTA AL CATASTRO DE ENSENADA

En 1751, más de 600 años después de su posible fundación, los vecinos de Aldeanueva responden al interrogatorio del Catastro del Marqués de la Enseñada. Dicen que el lugar sigue siendo de realengo (propiedad de la Corona), sujeto a la jurisdicción de la villa de Sepúlveda. Y que «el término privativo de este lugar solo consiste en lo que comprende su situación (…). Las tierras de sembradura y monte son comunes de él y de la villa y tierra de Haza, (…) cuia circunferencia será de tres cuartos de legua» (unos 4.180 metros). Añaden que el pueblo posee un monte común del que todos los vecinos se aprovechan de leña y pasto, establecido así por «Real cédula concedida por la reina Doña Juana y Don Carlos su hijo». Dicen también que hay 33 vecinos y 40 casas, con la del concejo (ayuntamiento), la fragua y la del curato; que hay 36 labradores (incluidos hijos y criados), cinco pastores, un herrero, un tejedor de lienzos, un tabernero, un panadero…; además de maestro, cirujano, cura y sacristán.

  1. EDAD CONTEMPORÁNEA (SIGLO XIX): ENTRE SEGOVIA Y BURGOS

La antigua provincia de Segovia llegaba hasta el Duero, y, por tanto, la  Comunidad de Villa y Tierra de Aza siempre formó parte de ella. Con la nueva división provincial de España en 1833, de los trece pueblos que seguían (y siguen en la actualidad) integrando la Comunidad, once pasaron a la provincia de Burgos (Adrada, Castrillo, Fuentecén, Fuentelisendo, Fuentemolinos, Hontangas, Haza, Hoyales, La Sequera, Moradillo y Valdezate), los dos restantes se mantuvieron en Segovia (Aldeanueva y Aldehorno). Por esas fechas, según el Diccionario Madoz, nuestro pueblo tiene ya 41 vecinos, que habitan «43 casas esparcidas, sin formar calles, todas de de un solo piso, excepto la del cura que tiene dos. (…) Produce centeno, trigo y cebada; se mantienen cinco palomares, tres puestos de colmenas, algún ganado lanar y cabrío, 27 caballerías de vacuno cerril, 16 de labor, 3 yuntas de mulas…»

  1. EDAD CONTEMPORÁNEA (SIGLO XIX): EL TÉRMINO JURISDICCIONAL

Mediado el siglo, cuando todos los lugares de la Comunidad de Aza habían alcanzado la condición de villa, Aldeanueva, situada donde confluyen las cuatro Comunidades de Villa y Tierra de Aza, Sepúlveda, Torregalindo y Fuentidueña, seguía siendo un lugar cuyo término estaba reducido a las viviendas de sus habitantes. La jurisdicción civil ordinaria pertenecía a la alcaldía mayor de Sepúlveda, y la de las tierras circundantes, al presidente de la Comunidad de Aza. Los vecinos se quejaban de estar «sujetos a un sin fin de autoridades y sumidos en la mayor miseria», y que era «de absoluta necesidad el que se les dé algún término propio si es que no se quiere deje de existir». En 1845, Victoriano Hernando (hijo ilustre y benefactor de Aldeanueva), en nombre de los vecinos, escribió a la reina Isabel II solicitando «que se le señale un término propio y suficiente donde pueda ejercer su jurisdicción con toda plenitud e independencia». Después de ocho años de consultas e informes, la reina, por Real orden de 1853, concede lo solicitado: «se proceda a señalar el termino jurisdiccional de Aldeanueva de la Serrezuela, tomando una porción de cada uno de los colindantes cuya extensión de punto a punto de los cardinales deberá ser de una legua prosimamente» (unos 5.500 metros). Fuentenebro recurrió y finalmente, en 1859, su porción quedó excluida del término inicial. La consolidación de sus límites fue larga y laboriosa, no exenta de discordia con algunos de los pueblos vecinos (en particular, con Aldehorno, quizá por su mayor proximidad). 

  1. EDAD CONTEMPORÁNEA (SIGLO XX): «SERREZUELA DE HERNANDO»

Victoriano Hernando y Palacios nació en Aldeanueva de la Serrezuela en 1783 en una familia humilde. Pastor en su infancia, criado adolescente en diferentes localidades de Segovia y Valladolid y maestro de niños en Madrid, fundó en 1828 una de las empresas más importantes y prestigiosas dedicadas a la educación (libros de texto, de lectura y todo tipo de material escolar): la Casa Editorial Hernando (con actividad hasta 1985). Don Victoriano vivió y murió en Madrid en 1866, pero siempre se ocupó de su pueblo y de sus gentes: corrió con los gastos de la delimitación del término conseguido por su insistente mediación; pagó las obras de ampliación de la vieja casa del concejo, resultando un moderno edificio de dos plantas con dependencias para ayuntamiento, escuelas y juzgados; dio trabajo en su editorial a familiares y vecinos… Por todo ello, el ayuntamiento, en 1928, solicitó al Ministerio de la Gobernación el cambio de nombre del pueblo. Y dado que este era más conocido en toda la comarca como la «Serrezuela», los vecinos propusieron que se llamara «Serrezuela de Hernando». Pero, con el informe negativo de la Real Sociedad Geográfica, el Ministerio estimó no procedente «que para perenne recordación se haga preciso dar su nombre» a dicha localidad.

  1. EDAD CONTEMPORÁNEA (SIGLO XX): EL PERÍODO MÁS PRÓSPERO

Aldeanueva vive su particular etapa de crecimiento y de emblemáticas mejoras sociales en la década de los 30: alcanza los 425 habitantes en el censo de 1930, la luz eléctrica había llegado en 1927, se inaugura el frontón de pelota en 1932, las nuevas escuelas, que Cristina Perlado manda construir en memoria de sus padres (pertenecientes a una de las familias sucesoras de Don Victoriano), son donadas e inauguradas en 1934, llega el agua al centro del pueblo desde algunas de las fuentes de las laderas de la sierra (1936)… El crecimiento de población toca techo en estos años e inicia un lento descenso, que en 1960 ya supone la pérdida de algo más de cien habitantes (jóvenes en su mayoría). Pese a ello, a comienzos de los 60 el pueblo tenía más de 130 casas (30 con corrales y dependencias anexas para los animales de labor y 3 grandes casonas, residencias veraniegas de familias sucesoras de Don Victoriano), más de 60 tenadas, 20 palomares, 5 lagares y 2 molinos. Había 12 rebaños de ovejas (con un total próximo a las 2.000 cabezas), 77 vacas y unas 40 yuntas de «machos» y burros.

  1. EDAD CONTEMPORÁNEA (SIGLO XX): DESPOBLACIÓN Y DECADENCIA

Como en el resto de los pueblos de España, en los años 60 se intensifica la marcha hacia las ciudades (principalmente, Madrid). Son los jóvenes los que buscan una alternativa a la vida en una tierra escasa y poco fértil, con un trabajo nada mecanizado, que genera una economía casi de subsistencia. Como consecuencia, a comienzos de los 70 la población de Aldeanueva era bastante menor y más vieja (173 habitantes, según el censo de 1970). Pero el auténtico éxodo se produjo entre 1973 y 1976: en una marcha especialmente tardía, en plena crisis del petróleo, emigran más de 20 familias. En esta ocasión son los padres de mediana edad, los hermanos, los primos… quienes, por el «efecto llamada», toman la dura decisión de dejar sus hogares de «toda la vida». En general, más que unas mejores condiciones económicas, se buscaba reunir o reunirse con la familia, y eso en el pueblo ya solo era posible en las vacaciones. A finales de los 70, con una población que ronda los 100 habitantes, en Aldeanueva quedan muy pocas familias jóvenes, muchos mayores y casi ningún niño.

  1. EDAD CONTEMPORÁNEA (SIGLO XX): ASOCIACIÓN DE HIJOS Y AMIGOS

La segunda mitad de los 70 fue quizá la etapa más triste de Aldeanueva: los que se fueron, ilusionados con una nueva vida en la ciudad, se olvidaron un poco de su pueblo y únicamente volvían en vacaciones de verano. Los que se quedaron se sintieron algo solos y abandonados. La convivencia y la relación se resintieron: reproches, recelos, desconfianza… El aspecto del municipio también cambió: casas cerradas, edificios descuidados, calles con maleza, escasa iluminación pública… Ante una realidad tan dura y un futuro sin esperanza, un grupo de hijos y amigos de Aldeanueva, en su mayoría jóvenes (los organizadores de las fiestas y actividades socioculturales de los veranos, dirigidos por el histórico «alcalde de los mozos», Miguel Ángel Antón), promueve la creación de una asociación que nos mantenga unidos y organizados, realice actividades a lo largo de todo el año (Navidad, Semana Santa, fines de semana largos…) y ayude al ayuntamiento en el mantenimiento y mejora del pueblo. Se trataba de volver a unir en una misma causa a los vecinos, a los que ya no lo eran y a los que nunca lo habían sido: recuperar la vida y la convivencia de y en el pueblo. Así nació, en el verano de 1978, la Asociación de Hijos y Amigos de Aldeanueva de la Serrezuela «La Serrezuela», con muy buena acogida y alta afiliación desde el principio. Y es opinión generalizada su decisiva contribución a la importante recuperación y mejora que hoy presenta aquella aldea nueva nacida hace casi 900 años, aunque solo tenga hoy poco más de medio centenar de personas censadas.

Documentación y redacción: Gregorio Delgado Arroyo y Miguel Ángel Delgado Antón