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La vida en el valle

Valdevarnés es un pequeño pueblo de no más de 50 habitantes del noreste de Segovia, a 5 kilómetros de Campo de San Pedro del cual es pedanía. Se encuentra en una zona de incomparable belleza natural y paisajística, cuyos cielos son surcados a diario por algunas de las últimas grandes rapaces de Europa.

Valdevarnés se sitúa en un valle, en el centro de este valle sobre un cerro se emplaza la iglesia parroquial de San Cristóbal, templo románico de una sola nave. En la ladera orientada a la solana se hallan las casas de piedra y en la falda norte y oeste del cerro se encuentra la presencia de numerosas bodegas-cuevas atestiguando que Valdevarnés fue pueblo de vino.

Valdevarnés, es lugar dependiente del ayuntamiento de Campo de San Pedro desde principios de la década de los setenta junto con el pueblo aledaño de Fuentemizarra.

Entre bodegas subterráneas

Valdevarnés es un pueblo de tantos que en la comarca ha sufrido cruelmente el azote de la despoblación. Ello no ha impedido que conserve unos vestigios del pasado que le confieren un encanto especial. Sus antiguos caserones de piedra rehabilitados han permitido que se mantenga esa elegancia rural que caracteriza a la localidad. El pueblo ha experimentado un ínfimo crecimiento de su casco urbano histórico y las nuevas construcciones se han adaptado plenamente a la tipología tradicional. Conserva su entramado urbano en un exquisito estado de mantenimiento y sus calles y callejuelas configuran un laberinto urbanístico digno de ser recorrido.

El pueblo se asienta en el ensanchamiento de un valle que tiene su origen en Moral de Hornuez y desemboca en el embalse de Linares, ya en Maderuelo. En el centro de este ensanche un cerro sostiene la inmensa mole de la iglesia parroquial bajo la advocación de San Cristóbal. Este templo de origen románico de finales del siglo XI o principios del XII ha sufrido escasas modificaciones desde su origen y conserva una antiquísima pila bautismal y bajo el retablo principal que cubre el ábside mantiene sencillos trazos de pinturas románicas de un humilde primitivismo. En la segunda mitad del siglo XVI el retablista segoviano Gabriel de Sosa compone el retablo principal. Es una obra de arte más de este artista que trabajó en los pueblos del entorno (Campo de San Pedro y Maderuelo, entre otros).

La falda de este cerro halla horadada de numerosas bodegas subterráneas, que denotan la importancia que tuvo en el pasado el viñedo. En la plaza, un antiquísimo pilón-abrevadero la impregna de un ambiente especial. 

Hoces del Riaza

En el centro del pueblo la ermita dedicada a Ntra. Sra. de la Esperanza es un sencillo templo que en el siglo XVIII se levantó sobre un edificio anterior dedicado a granero; aunque existen indicios evidentes de que en tiempos pretéritos tuvo un uso religioso como atestiguan los restos hallados en las obras de restauración que se llevaron a cabo hace algo más de una veintena de años. Es enigmática su orientación al norte, lo que le confiere un carácter heterodoxo, por lo que bien podría haber sido centro de culto del arrianismo visigótico. La campana de su espadaña procede del arruinado templo de San Roque ubicado entre Valdevarnés y Fuentemizarra y que en el siglo XVIII dejo de prestar culto.

 Valdevarnés y su término se sitúan en la falda de la Serrezuela de Pradales. Por ello varios barrancos calcáreos lo atraviesan en dirección oeste-este para desembocar en el río Riaza. Las llamadas hoces de Fuentemizarra y Valdevarnés configuran unos rincones únicos e inhóspitos en los que la soledad más absoluta se percibe. Es por ello que buitres, alimoches y otra multifauna rupícola han encontrado en ellas su hábitat ideal; pero además corzos, perdices, liebres, jabalíes, zorros, … son fáciles de encontrar en esos bucólicos paseos que las personas disfrutamos en por estos parajes tan singulares.

Un monte de encinas, robles y enebros puebla el norte del término ya en contacto directo con el espacio natural de las Hoces del río Riaza.

Un poquito de historia

Anteriormente a la conquista romana de la península, Valdevarnés estaba poblado por la tribu celtibérica de los arévacos, cuyo territorio abarcaba el oeste de la provincia de Soria, el este de Segovia, el sur de Burgos y la parte norte de Guadalajara. Los arévacos fueron los pueblos que más heroicamente se resistieron a la conquista romana. Entre sus ciudades se encontraban Numancia y Termancia.

La presencia de romanos y visigodos en esta tierra es palpable por la importancia que adquirieron Duratón y Castiltierra, pueblos próximos a Valdevarnés, que nos han legado numerosos vestigios que todavía no han salido completamente a la luz, pero que sus necrópolis indican.

Cuando se produce la invasión musulmana, estas tierras dejan de tener importancia crucial tanto para los cristianos del norte como para los musulmanes de Al-Ándalus. En el año 940 es conquistada Sepúlveda por el conde castellano Fernán González, lo que indica que estas tierras comenzaron a estar dentro de los dominios del condado de Castilla. Sin embargo la reacción posterior de Almanzor dio lugar a un repliegue al norte del Duero de los castellanos.

Será ya en el sigo XI cuando se produzca la definitiva conquista de estas tierras por los castellanos. A partir de este siglo Valdevarnés está jurídicamente integrada en la Comunidad de Villa y Tierra de Maderuelo. Será entonces cuando pobladores procedentes del norte del Duero comiencen a asentarse definitivamente en Valdevarnés. El nombre del pueblo indica que el primero o principal poblador procedía de Navarra (el Bearn). Es decir Valdevarnés sería el “valle del bearnés”. En los documentos históricos que se conservan pertenecientes a los siglos XIII y XIV a nuestro pueblo se le denomina “Val de vernes”. Este origen vascón del nombre es plenamente razonable, al igual que ocurre con el vecino pueblo de Fuentemizarra (la fuente de Miça el viejo).

Desde entonces ha formado parte de la Comunidad de Villa y tierra de Maderuelo, aunque en los años 70 del pasado siglo pierde su condición de municipio independiente para incorporarse al de Campo de San Pedro.

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